
Justino Álvarez, natural de Villaviciosa de Odón, estaba harto de las pesquisas con su vecino Antonio. Las disputas se iniciaron en 1982 cuando Justino le dejó a Antonio cinco mil pesetas para que éste apostara en una porra del Mundial de Fútbol. Antonio perdió la apuesta y eludió la devolución del dinero durante veintiséis años.
Tras múltiples reclamaciones, amenaza y discusiones, Justino decidió, el pasado viernes, tomarse la justicia por su mano. Compró un avión privado y un hangar en el aeropuerto más cercano, tomó unas lecciones básicas de pilotaje y despegó. Veinte minutos más tarde, Justino se estrellaba contra la fachada de la casa de su vecino provocando graves desperfectos. Justino saltó del avión unos segundos antes del impacto y Antonio se encontraba en el bar jugando a la máquina tragaperras, por lo que no se encontraba en su domicilio. Así pues, ambos contendientes salieron ilesos y ahora será un tribunal quien aclare los hechos.
Tras múltiples reclamaciones, amenaza y discusiones, Justino decidió, el pasado viernes, tomarse la justicia por su mano. Compró un avión privado y un hangar en el aeropuerto más cercano, tomó unas lecciones básicas de pilotaje y despegó. Veinte minutos más tarde, Justino se estrellaba contra la fachada de la casa de su vecino provocando graves desperfectos. Justino saltó del avión unos segundos antes del impacto y Antonio se encontraba en el bar jugando a la máquina tragaperras, por lo que no se encontraba en su domicilio. Así pues, ambos contendientes salieron ilesos y ahora será un tribunal quien aclare los hechos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario